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Hanne Lippard en Casa del Lago. Foto de Tere Ten |
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Hanne Lippard estuvo leyendo parte de su obra poética el sábado 29 por la tarde a en el Museo Universitario del Chopo. Ella es una joven
poeta de origen noruego que se hace acompañar de una caja de ritmos, cajita
musical para crear con la lectura de sus poemas en lengua inglesa lo que ella
hace llamar audiotipografía. Pero la melodía está dada por la musicalidad de
las palabras y frases, los juegos con el lenguaje: los semánticos y
sintácticos.
Órbita fue el segundo
poema que interpretó y el que contenía más carga musical, un poema que hablaba
del sol, la tierra, los planetas y las relaciones humanas en íntima influencia.
La voz suave y sin mucha intención o variedad era suficiente para la lectura de
este poema.
Timeandate.com es un
poema minimalista donde como si fuera una página web va dando instrucciones de
qué hacer y cómo ir a los diferentes sitios o enlaces de la misma, un poema muy
al estilo de los ready made de Marcel Duchamp.
Locus se lee al derecho al revés y después descomponiendo la
sintaxis del mismo. Creando ritmos y sonoridades. Fue una presentación breve y
sobria, Postismos, Ah ah ah ah ah ah mazonas y Procrastinación fueron lo otros
tres poemas que leyó apenas media hora, muy adecuada para dejar en el público
asistente muy buen sabor de boca. Un público por lo demás abierto a
experiencias nuevas.
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El poeta jaliscience Ricardo Castillo. Foto: Tere Tenorio |
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Ese mismo día, alrededor de las seis y media comenzó la presentación de Ricardo
Castillo en Casa del Lago, quien es un participante común en este tipo de
festivales, su particular forma de entonar sus poemas le han dado mucha fama
entre quienes frecuentan estos performances. Como en alguna otra ocasión, se
hizo acompañar del guitarrista experimental Fernando Vigueras quien crea
variados paisajes sonoros para la voz y los movimientos corporales del poeta de
Jalisco.
Limbo total es el nombre de
la obra que presentó el autor del clásico libro de poemas
El pobrecito Señor X. Pero el poeta se reinventa en su infancia
continua. Los poemas abstractos, especie de jitanjáforas cobraban sentido con
los movimientos dancísticos, como si fueran parte de una kata de Tai Chi o si
escribiera los versos con su cuerpo en cursivas:
Anuas luanda/ anuas luanda da la dara dansha/ anuas luanda da la vera
stampa/ androshte bran yo ne marva
androshte bran yo ne marva. Sortilegio, palabras mágicas, cuerpo manuscrito
que la voz llevaba de la mano, baile ritual, el poeta volvía a ser el marakame,
ese creador de dioses quien contaba, a la tribu reunida alrededor, los secretos
de la vida.
¿A quién se sirve cuando se
danza? Se pregunta Castillo y sin esperar respuesta declara:
se mata un tiempo con una pierna y se llega
al lugar al siguiente paso.
Posterior a Ricardo Castillo se presentó otro poeta de estirpe
semejante: el estadounidense Edwin Torres, de ascendencia puertorriqueña y
quien reside en Nueva York. Uno de sus poemas más celebrados por la audiencia
fue
Quería saludar a los salseros pero
estaba muy despeinado donde habla del problema de la identidad, como lo
muestran los siguientes versos:
Ahí
estaban aquellos hombres puertorriqueños de tradición/ entre 20 y 60 años de
edad – muy bien vestidos con relojes de oro y sus comentarios ocurrentes./ y
ahí estaba yo, sintiéndome fuera de lugar notando cómo se me resbalaban una y
otra vez esos lentes míos tan poco puertorriqueños…/ Elaborando teorías sobre
cómo uno encaja en un grupo, y no (…) y más adelante exclama
¡Pero la verdad es que soy el primero que no
quiere encajar en ninguna parte! Otro poema que creó un ambiente cálido por
la música de fondo y los videos de imágenes abstractas de colores primarios fue
la paráfrasis a la canción de Los Beatles
Across
the universe.
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Edwin Torres en su presentacion en Casa del Lago. Foto Tere Tenorio |
Como muchos poetas en sus textos hay la referencia al
lenguaje como en el poema titulado
Maestro
Atardecer: un poema de amor al alfabeto: Alfabeto, vieja dama,/ ¿me concederías
derramar sobre ti Ardían celestial, un baño de antiguas sílabas?/ Pues en tu
sizilogía desnuda hay un origen desconocido./ Sécate con toalla y al sol
mientras/ las piezas de la cabeza de una abuela resuellan en un sollozante
murmullo. En algunos momentos invitó a entrar al estado poético, ese jardín
dentro del jardín que menciona Cioran, al envestirse, con un velo negro atado a
la cintura, en una especie de sacerdote y hacer girar una lata amarrada a una
cuerda en círculos muy lentamente mientras se escuchaba una grabación con el
poema
Tempestad, dicho en diferentes
idiomas. Luego, usando una grabadora portátil se le vio danzar al ritmo del
poema sonoro que salía del aparato. En total, fue una hora de lectura y
ceremonia de la palabra. El público asiduo a este festival salió muy a gusto de
lo que escuchó y vio, experiencia multisensorial, a la que está acostumbrado a
participar.
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El poeta africano Kously
Lampko. Foto Tere Tenorio |
Hanne Lippard se presentó
una vez
más el domingo 30 de septiembre en Casa del Lago y el festival cerrró con la lectura de poemas del poeta Kously
Lampko originario de Chad quien se hizo acompañar de un ensamble compuesto por un
violonchelo, flauta, ollas, oudou y balafou entre otros instrumentos étnicos y
las composiciones estuvieron a cargo de Zango Cándido Salomaon; para dar forma
a
Polvo de vida. Esta obra consta de
alrededor de 19 poemas de los cuales algunos fueron cantados en el idioma
original, pero la mayoría los leyó el poeta en español. Los primeros hablaban
de la opresión del pueblo y de la libertad. La segunda parte constaba de poemas
que hablaban de la naturaleza y de las cosas sencillas de la vida en aquellas
regiones rurales. Todo esto estuvo apoyado por videos donde se representaba una
obra de teatro con danza y algunas fotos de mujeres cultivando guisantes en
Burkina Faso.
Después de estas últimas presentaciones se ofreció un cóctel presidido
por la directora de la Casa del Lago Julieta Jiménez Cacho, los curadores del
Festival José Luis Paredes Pacho, director del Museo Universitario de El Chopo,
Phillipe Ollé Laprun y Luis Felipe Fabre y donde los participantes convivieron
con los poetas mexicanos de otros festivales anteriores y con algunos de los asistentes.
Por último, quiero agradecer a la jefa de prensa Raquel Montes Castro por el
apoyo brindado, así como a Héctor Flores, Martha Alfaro y al staff técnico de
Casa del Lago por sus atenciones.
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