lunes, 1 de octubre de 2012

El fin de semana concluyó el Festival Internacional de Poesía en Voz Alta.12 con las participaciones de Ricardo Castillo, Edwin Torres, Hanne Lippard y Kously Lampko.



Hanne Lippard en Casa del Lago. Foto de Tere Ten
Hanne Lippard estuvo leyendo parte de su obra poética el sábado 29 por la tarde  a en el Museo Universitario del Chopo. Ella es una joven poeta de origen noruego que se hace acompañar de una caja de ritmos, cajita musical para crear con la lectura de sus poemas en lengua inglesa lo que ella hace llamar audiotipografía. Pero la melodía está dada por la musicalidad de las palabras y frases, los juegos con el lenguaje: los semánticos y sintácticos. Órbita fue el segundo poema que interpretó y el que contenía más carga musical, un poema que hablaba del sol, la tierra, los planetas y las relaciones humanas en íntima influencia. La voz suave y sin mucha intención o variedad era suficiente para la lectura de este poema. Timeandate.com es un poema minimalista donde como si fuera una página web va dando instrucciones de qué hacer y cómo ir a los diferentes sitios o enlaces de la misma, un poema muy al estilo de los ready made de Marcel Duchamp. Locus se lee al derecho al revés y después descomponiendo la sintaxis del mismo. Creando ritmos y sonoridades. Fue una presentación breve y sobria, Postismos, Ah ah ah ah ah ah mazonas y Procrastinación fueron lo otros tres poemas que leyó apenas media hora, muy adecuada para dejar en el público asistente muy buen sabor de boca. Un público por lo demás abierto a experiencias nuevas.
El poeta jaliscience Ricardo Castillo. Foto: Tere Tenorio


   Ese mismo día, alrededor de las seis y media comenzó la presentación de Ricardo Castillo en Casa del Lago, quien es un participante común en este tipo de festivales, su particular forma de entonar sus poemas le han dado mucha fama entre quienes frecuentan estos performances. Como en alguna otra ocasión, se hizo acompañar del guitarrista experimental Fernando Vigueras quien crea variados paisajes sonoros para la voz y los movimientos corporales del poeta de Jalisco. Limbo total es el nombre de la obra que presentó el autor del clásico libro de poemas El pobrecito Señor X. Pero el poeta se reinventa en su infancia continua. Los poemas abstractos, especie de jitanjáforas cobraban sentido con los movimientos dancísticos, como si fueran parte de una kata de Tai Chi o si escribiera los versos con su cuerpo en cursivas: Anuas luanda/ anuas luanda da la dara dansha/ anuas luanda da la vera stampa/ androshte bran yo ne  marva androshte bran yo ne marva. Sortilegio, palabras mágicas, cuerpo manuscrito que la voz llevaba de la mano, baile ritual, el poeta volvía a ser el marakame, ese creador de dioses quien contaba, a la tribu reunida alrededor, los secretos de la vida. ¿A quién se sirve cuando se danza? Se pregunta Castillo y sin esperar respuesta declara: se mata un tiempo con una pierna y se llega al lugar al siguiente paso.
   Posterior a Ricardo Castillo se presentó otro poeta de estirpe semejante: el estadounidense Edwin Torres, de ascendencia puertorriqueña y quien reside en Nueva York. Uno de sus poemas más celebrados por la audiencia fue Quería saludar a los salseros pero estaba muy despeinado donde habla del problema de la identidad, como lo muestran los siguientes versos: Ahí estaban aquellos hombres puertorriqueños de tradición/ entre 20 y 60 años de edad – muy bien vestidos con relojes de oro y sus comentarios ocurrentes./ y ahí estaba yo, sintiéndome fuera de lugar notando cómo se me resbalaban una y otra vez esos lentes míos tan poco puertorriqueños…/ Elaborando teorías sobre cómo uno encaja en un grupo, y no (…) y más adelante exclama ¡Pero la verdad es que soy el primero que no quiere encajar en ninguna parte! Otro poema que creó un ambiente cálido por la música de fondo y los videos de imágenes abstractas de colores primarios fue la paráfrasis a la canción de Los Beatles Across the universe.

Edwin Torres en su presentacion en Casa del Lago. Foto Tere Tenorio
    Como muchos poetas en sus textos hay la referencia al lenguaje como en el poema titulado Maestro Atardecer: un poema de amor al alfabeto: Alfabeto, vieja dama,/ ¿me concederías derramar sobre ti Ardían celestial, un baño de antiguas sílabas?/ Pues en tu sizilogía desnuda hay un origen desconocido./ Sécate con toalla y al sol mientras/ las piezas de la cabeza de una abuela resuellan en un sollozante murmullo. En algunos momentos invitó a entrar al estado poético, ese jardín dentro del jardín que menciona Cioran, al envestirse, con un velo negro atado a la cintura, en una especie de sacerdote y hacer girar una lata amarrada a una cuerda en círculos muy lentamente mientras se escuchaba una grabación con el poema Tempestad, dicho en diferentes idiomas. Luego, usando una grabadora portátil se le vio danzar al ritmo del poema sonoro que salía del aparato. En total, fue una hora de lectura y ceremonia de la palabra. El público asiduo a este festival salió muy a gusto de lo que escuchó y vio, experiencia multisensorial, a la que está acostumbrado a participar.
El poeta africano Kously Lampko. Foto Tere Tenorio
   Hanne Lippard se presentó una vez más el domingo 30 de septiembre en Casa del Lago y el festival cerrró con la lectura de poemas del poeta Kously Lampko originario de Chad quien se hizo acompañar de un ensamble compuesto por un violonchelo, flauta, ollas, oudou y balafou entre otros instrumentos étnicos y las composiciones estuvieron a cargo de Zango Cándido Salomaon; para dar forma a Polvo de vida. Esta obra consta de alrededor de 19 poemas de los cuales algunos fueron cantados en el idioma original, pero la mayoría los leyó el poeta en español. Los primeros hablaban de la opresión del pueblo y de la libertad. La segunda parte constaba de poemas que hablaban de la naturaleza y de las cosas sencillas de la vida en aquellas regiones rurales. Todo esto estuvo apoyado por videos donde se representaba una obra de teatro con danza y algunas fotos de mujeres cultivando guisantes en Burkina Faso.
   Después de estas últimas presentaciones se ofreció un cóctel presidido por la directora de la Casa del Lago Julieta Jiménez Cacho, los curadores del Festival José Luis Paredes Pacho, director del Museo Universitario de El Chopo, Phillipe Ollé Laprun y Luis Felipe Fabre y donde los participantes convivieron con los poetas mexicanos de otros festivales anteriores y con algunos de los asistentes. Por último, quiero agradecer a la jefa de prensa Raquel Montes Castro por el apoyo brindado, así como a Héctor Flores, Martha Alfaro y al staff técnico de Casa del Lago por sus atenciones.
  

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