Alonso Arreola, bajo y Mardonio Carballo poemas. Foto: Casa del Lago |
El poeta en lengua indígena Mardonio Carballo comienza diciendo los
versos del poema Cielo y mar. En la pantalla se proyecta una película de
rumberas donde aparece Ninón Sevilla bailando y de repente comienza la música: la
batería y el bajo de los Arreola se animan con una cadencia que remite al
danzón, al son montuno, un ritmo cachazudo y sexual. Al mismo tiempo, la película se ve
en cámara lenta las bailarinas toman el ritmo de la música, mientras el poeta
Carballo va diciendo Las horas perdidas,
que los ojos de cierta mujer son como un
par de aceitunas negras…durante esos cinco minutos o seis que dura la
canción entramos en éxtasis, la sangre corre de un lado a otro sin saber a
dónde ir y el olfato parece recordar un aroma que se escapa volando. La rumbera
mueve sus piernas y sus caderas porque su corazón se mueve solo, sensual y
pegadito, agitándose en el deseo. Uno quisiera que esta sensación durara para
siempre pero la música, como comienza, finaliza. Todavía estamos aquí en la
tierra, pero diferentes.
Así es la presentación de A+C, distinta: la poesía en náhuatl de
Mardonio Carballo sencilla y natural contrasta con el barroquismo de Alonso
Arreola, juntos experimentan al mezclar estas dos ideas opuestas pero que se
trenzan para formar la cola de una mariposa, de un papalote. Todo comienza con
el zumbido naranja de un aerófono rotativo y con los versos de Detente de Sor Juana: Si al imán de tus gracias, atractivo,/ sirve
mi pecho de obediente acero,/ ¿para qué me enamoras lisonjero/ si has de
burlarme luego fugitivo? Suena la batería y la jasperbridge guitar, para
que sea luego el bajo quien guíe toda la pieza y el concierto mismo. La primera
obra es una especia de rapsodia, Carballo dice sus poemas con energía y con la
voz rasposa mientras en la pantalla se ve el título Ya y se ve a Mardonio
haciendo uso del megáfono para crear un efecto de voz: Nos estamos desangrando se lee
en la pantalla tanto en español como en náhuatl. Si se comienza con un sonido
de tambores que semejan un teponaztle, luego todo el equipamiento de la batería
se escucha de forma potente cambiando los ritmos una y otra vez.
La siguiente canción es un homenaje a Bola de nieve, Vete de mí. Que no
es ni balada ni muy respetuoso homenaje a decir del propio Arreola, aunque en
la pantalla se ve a Bola de Nieva tocando el piano. Maredonio y Chema
desaparecen del escenario momentáneamente, para dar paso a un solo de bajo
donde Alonso hace alarde de su virtuosismo, de su digitación, no sin antes
hacer unos carraspeos ante el micrófono, al final comenta que después de todo: los años encerrado en un cuarto sirvieron
para algo. Continuaron con un hip hop, la pantalla comienza a escurrir
chorros de lo que aparenta ser sangre y se lee en letras grandes y rojas los
diferentes tipos de sangre ¿Sabes tú cómo está tu sangre? No más sangre en el
concierto en Casa de Lago fueron acompañados por dos hiphoperos, pero en el
Museo del Chopo Chema Arreola la canta solo y juega con su sombra que se
proyecta en una de las mamparas. Termina por sentarse de nueva cuenta sobre el
banco de la batería y comienza un rock muy emparentado al progresivo. Cuando
vuelve Carballo, Alonso lo deja no sin antes programar un funky que sirve de
sábana sonora para el poema sobre los 90 mil muertos que ha habido en este
sexenio. ¿Cuánto peso un muerto? Cuántos
pesarán 90 mil? pregunta Carballo y hace alusión a la sensación popular de
cuando se nos sube un muerto, ese muerto ¿cuánto pesa? Chema lo acompaña en la
batería.
Para finalizar interpretan Sabotaje, un homenaje a los Beasti Boys: No creas todo lo que te dicen: la revolución
no va a ser televisada y terminarán por cortate el pelo.
Alonso Arreola y Mardonio Carballo, acompañados por Chema Arreola,
fueron los únicos mexicanos que repitieron sus presentaciones en las sedes
principales del Festival internacional de Poesía en Voz Alta.12 Tanto en Casa
del Lago, miércoles por la noche, como en el Museo Universitario del Chopo, ayer sábado por la tarde,
el público fue en su mayoría jóvenes que hicieron ver repletos a ambos foros. Hubo
quienes comentaron que el del Museo del Chopo estuvo mejor que en Casa del
Lago, pero eso es cuestión de gustos. En el video se muestra la interpretación de Cielo y Mar o Las horas pedidas.
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