Este fin de semana se presentaron los
poetas Eduard Escofet de Cataluña y el norteamericano John Giorno en el marco del
Festival Internacional de Poesía en Voz alta.12. El viernes por la noche, en
Casa del Lago y el sábado al mediodía en el Museo Universitario del Chopo de la
UNAM. Ambos artistas de la palabra hicieron sus performance ante un público
numeroso que ya espera la realización de este festival año con año.
Eduardo Escoffet (Barcelona, 1979) es un poeta sonoro y performancero
que hizo las delicias de quienes asistieron a estas sesiones y que en palabras
de algunos de ellos fue muy divertido.
Comenzó su participación con un poema sonoro titulado Film, que es una invitación a entrar en la sala oscura de algún teatro.
Siguió con un poema de amor denominado Pasar
de todo que primero leyó en catalán para posteriormente y mediante una grabadora
de las denominadas de reportero, dar paso a una voz femenina que repetía el poema
en español. El poema intenta evidenciar la distancia justa que necesitan las parejas
en sus relaciones afectivas y la repetición de la frase cuando te veo; cuando no te veo le da ritmo al poema: Cuando te veo esta luz esta cegadora luz da
vueltas; cuando no te veo esta luz esta cegadora luz da vueltas. Siguió con dos poemas Poema Idealista y Oh
Poema de Felipe Bosso, poeta poco conocido pero que él reconoce como una de sus
influencias. Para leer Miedo hizo uso
de dos grabadoras que de igual forma con sonidos entrecortados y frases aisladas
creaban un fondo acústico para que leyera el poema Miedo [Por, (se pronuncia
po) en catalán] el cual muestra el humor como uno de los elementos esenciales
de sus textos: miedo a ser un fiel padre/
miedo a ser un progenitor y amar hasta el extremo a su dulce criatura/miedo a
ser una madre servicial (…) miedo a ser madre y no poder encajar la pistola
cuando el hijo llega con el uniforme manchado. Leyó un poema de Joan Brossa,
poeta catalán también y uno de los artistas más representativos de la poesía visual;
para luego, hacer una explosión muy divertida del lenguaje con una lectura política
y que es difícil de comentar aquí su manera de interpretarlo. La explicación que
cuenta Escoffet es la siguiente: A partir del atentado del 11 de septiembre en
España y a un año de los sucesos el periódico italiano La República dedica su número
a recordar dicho evento. El poeta entresaca frases y palabras del diario para
formar el poema y usa, como palabras también, los signos de puntuación: el
punto y las comillas. Lee el poema con el periódico abierto enfrente de su
cara. El público se ríe y aplaude como lo ha hecho con los otros poemas. Para
finalizar su lectura actuación, con el acompañamiento de una sábana sonora que
repetía parole en voz del poeta Paul
Celan y reproducía la descomposición de la misma, se puso unos lentes que tenían
tapados los cristales con papel periódico, en las manos una página doble del
mismo que comenzó a cortar en tiras y metérselas a la boca sin terminar de comérselas,
con un movimiento algo robotizado de la cabeza que giraba a derecha e izquierda.
Las carcajadas no se hicieron esperar. Los asistentes lo despidieron con bravos
y aplausos.
El turno fue para John Giorno, un viejo y experimentado poeta, que estuvo
en la vanguardia norteamericana del porp art en los años sesenta y quien ha
seguido manteniendo una activida a través de 50 años. Su presentación fue
sobria, pero no por eso menos celebrada. Vestido con camisola y pantalón
oscuros e iluminado desde arriba por luces blancas, proyectaba un aura muy
especial, puedo decir que resplandecía. Sus poemas como La sabiduría de las brujas y Había
un árbol malo son especies de cuentos de hadas, lo que llama Pavese la
imagen relato, para crear el efecto poético. La influencia oriental, budista-zen,
se refleja en la mayor parte de los poemas que dijo como con los que inició:
Bienvenida a las flores y Todos obtenemos más luz. Pero sobretodo, sobresalieron en su presentación
dos textos: los fragmentos de un poema extenso dedicado a la muerte de su amigo
William Burroughs y Gracias por nada,
poema escrito para su aniversario número setenta. En el primero, habla sobre lo
maravilloso que fue la experiencia de estar en el momento de la muerte del
escritor del Almuerzo desnudo, una tranquilidad que sobrepasa el entendimiento,
en una parte; en la otra, cómo se eligió la vestimenta con la cual Burroughs
fue enterrado: la camisa que más le gustaba, el revólver calibre .38 que no
dejaba ni para dormir, los zapatos negros que usaba en sus lecturas, el
sombrero que siempre se ponía, y un churro de marihuana. Un poema revelador e
inmenso por su ternura. Y en Thanks for
nothing agradece todo lo que ha recibido durante su vida, cada uno de sus
amantes, menciona a algunos, pero agradece a todos y dice que si fuera posible
se los daría a quien lo escucha y que igual podrían hacer el amor con ellos si
quisieran, claro. Al final, en la muerte, te encuentras con el amor de tu vida,
tú mismo, con tu propia mente. No hay ninguna nostalgia, dice. Todo eso ya pasó
y no le gustaría que volviera a pasar. Le da gracias a Norteamérica por nada,
porque no le dio nada y gracias a eso puedo ser quien es. Aún cuando los poemas
fueron dichos en inglés, Giorno tiene una dicción estupenda y se comprendía
claramente todo para quienes dominan el idioma. De cualquier forma, para
quienes no lo hablan , su forma pausada, su respiración tranquila, el ritmo con
que los decía, el sonido de las palabras fue una grata experiencia que colmo de
paz. Que no es otra cosa lo que desea este poeta con sus creaciones. El público nurtrido en ambas sesiones salió muy contento.
Al mediodía de hoy domingo (13:00 horas) en el Museo Universitario del
Chopo se presentan Koulsy Lamko y Jaap
Blank, quien estuvo ayer por la tarde en casa del Lago junto con André Velter y
Gaspar Claus y que comentaré en una entrega posterior. También el día de hoy,
pero en Casa del Lago se presentan Ramón Gutiérrez, el de Mono Blanco, con el
grupo Septeto y la poeta zoque Mikeas Sánchez (18:00 horas).
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